A día de hoy aún no existe un modelo científico generalizado para explicar el origen de la vida. Una de las hipótesis más recientes mantiene que las superficies podrían haber jugado un papel clave: cerca de una fuente hidrotermal, sobre las superficies de las chimeneas submarinas, las primeras moléculas sencillas se habrían encontrado e interaccionado las unas con las otras para formar las primeras moléculas con entidad biológica.
A primera vista pudiera parecer que estas disciplinas no tienen relación entre sí, sin embargo, éste no es el caso. Uno de los factores más importantes de la nanotecnología es la construcción de dispositivos o nuevos materiales a partir de sus unidades constituyentes, es decir, fabricar tecnología poniendo un 'ladrillo' al lado del otro. Los ladrillos que forman la materia son los átomos y las moléculas. El sueño de un nanotecnólogo sería descubrir una manera para ensamblarlos y así poder 'edificar' con ellos, como quien construye un lego. Unir las partes últimas que forman un dispositivos para fabricar sensores, aparatos electrónicos, motores químicos de tamaño nanométrico. Ese es uno de los objetivos importantes de la nanotecnología, y que a día de hoy, es un reto. Pero, justamente eso es lo que está pasando constantemente en nuestras células. Ahora mismo, sin que nos demos cuenta, se están produciendo en nuestro cuerpo cientos de reacciones bio-químicas y como consecuencia de ellas se están formando nuestras proteínas mediante el ensamblado de moléculas más simples. Podemos afirmar que la vida es el único sistema conocido que funciona siguiendo las ideas o preceptos de la nanotecnología.
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